domingo, 15 de abril de 2012

Confidencias con mi amiga



El otro día vino a verme mi querida amiga G. Ella, cuando tiene ganas de verme, viene a buscarme a la salida del trabajo y ya... No hace falta que me avise. Igualmente yo podría ir -sin previo aviso- a verla para hablar con ella de algún problema o alguna alegría. Creo que ahora la gente es poco espontánea con sus amigos y que casi todos nos tenemos que citar incluso con nuestros propios hijos para comer, tomar un café,  hablar o, para simplemente, vernos. Nosotras no.

Pues eso... que mi amiga G me vino a ver porque estaba preocupada con un problema de su hijo adolescente. (Ya verás, Milena, ya!!!...). Su hijo estaba sufriendo su primer mal de amores, su primera ruptura, su desgarro. Y a su madre, mi amiga, le duele el dolor de su hijo. Se están planteando, incluso, un cambio de instituto. ¡¡¡Cuánto marca el primer amor, cuánta huella deja!!!. En fin...

... Así, que después de hablar de su hijo y de los míos,  y de cómo vivimos en el pasado en mi casa con mi hijo mayor esos episodios y esas historias, pasamos a hablar de nuestras cosas, de nosotras, de nuestras últimas reglas y de nuestros primeros besos. Y por poco se "me" muere de la risa, cuando le conté que mi primer beso fue en las escaleras de una biblioteca...  ¿¿¿Será por eso que los libros me gustan casi tanto como los besos y los besos más que los libros???.




P.D. Yo, cuando no tengo besos devoro libros.